Éxito del proceso de participación en
Catalunya, con un 80,7% de apoyos al sí-sí | Mas rentabiliza el éxito de la
jornada y se ofrece para "seguir sirviendo a Catalunya" | La Moncloa
ve "inútil" la movilización y avisa que el president dificulta el
diálogo
La cifra del éxito: 2.250.000 votos en el 9N En urnas de cartón, sin aval legal, ni garantías propias de un
proceso electoral. Pero votos cívicos y festivos, de protesta y reivindicación.
Una movilización sin precedentes que marca un punto de no retorno político. En
las relaciones entre la Generalitat y el Gobierno central, pero también en el
inestable tablero catalán.
Las colas ante los 1.317
puntos de participación, repartidos en 942, con 6.965 mesas gestionadas por un
ejército de 40.930 voluntarios fueron la imagen continua de la jornada. Desde
familias hasta votantes noveles de 16 años y nonagenarios. La imagen de un
éxito de la sociedad catalana, también bajo la lluvia, y un tanto político para Artur Mas. El presidente de la Generalitat no se puso las
medallas pero carga con ellas. "Estoy dispuesto a seguir sirviendo a
Catalunya para que llegue el día lo antes posible de decidir sobre nuestro
futuro", reveló.
Las elecciones en Catalunya volvieron a flotar en el ambiente y las calculadoras se
pusieron en marcha. Los votos de CiU, ERC, ICV-EUiA y la CUP en los comicios de
noviembre del 2012 sumaron 2.100.523. Cifras equivalentes a las del proceso de
participación del 9-N, aunque ayer se podía votar a partir de los 16 años y ya
van cuatro de movilización en las calles. Otra cosa son las condiciones de la
votación. Con el 88,44% de mesas escrutadas, el sí-sí se situó en el 80,7%, el sí-no, en el 10,1%, el
sí-blanco fue un testimonial 0,98%, el no se situó en el 4,55% y los votos en
blanco y la categoría de otros fueron del 0,56% y el 3%, respectivamente. La
"lección de democracia en mayúsculas", a juicio del presidente de la
Generalitat. "Un acto de propaganda sin validez", según el ministro
de Justicia, Rafael Catalá, encargado de
verbalizar la reacción del Ejecutivo de Mariano Rajoy.
Mas emplazó nuevamente al
presidente español a que encare "de manera definitiva la cuestión
catalana" y volverá a hacerlo en la carta que remitirá en las próximas
horas al presidente del Gobierno abogando por reabrir el diálogo institucional,
para llegar a acuerdos de gestión, pero también reclamando un "referéndum
definitivo". El presidente del Gobierno siguió la jornada desde el
despacho a pesar del puente en Madrid y a falta de declaraciones oficiales se
trasladó desde la Moncloa un par de ideas: la jornada es "inútil" y
no tendrá "ninguna repercusión". Repercusión jurídica no, pero la
quinta movilización multitudinaria en cinco años empuja irremediablemente a
abandonar la quietud política. Lo que no resultó inútil fueron las amenazas
vertidas a través de la Fiscalía, que lejos de
amedrentar, llenaron de papeletas las urnas de cartón en defensa del derecho a
la libertad de expresión. Aunque los jueces pusieron el sentido común que
requería la jornada ante las denuncias de UPyD y Societat Civil Catalana, reclamando la
detención del president y la intervención policial. Otra cosa es el anuncio del
ministro de Justicia de que las diligencias de la fiscalía seguirán adelante
para comprobar si hay delito en la actuación de la Generalitat. De la
repercusión, la internacional, se encargaron el centenar largo de medios de comunicación extranjeros, que ofrecieron al
mundo las imágenes de las colas pacíficas, festivas y familiares, de un proceso
que la Moncloa tilda de "antidemocrático".
La Moncloa se había hecho el
propósito de retomar el diálogo institucional, pero ayer rebajó expectativas: la actitud de Mas, poniéndose al
frente de la organización del dispositivo del 9-N alternativo, "no beneficia las relaciones en el futuro". El propio Mas
lamentó la reacción, que atribuyó a la "miopía política" y la
"intolerancia" del Ejecutivo de Rajoy y recordó que las aspiraciones
de Catalunya no pasan página. "Queremos decidir nuevos futuro político. Es
un derecho natural de todas las naciones y los estados democráticos maduros lo
respetan", subrayó Mas en referencia al referéndum escocés.
La jornada también resituó
las piezas del mapa político catalán. Ya no hay tregua, ni pacto de estabilidad
que valga. El president lanzó anoche un aviso a navegantes políticos: "Se
ha demostrado una simbiosis perfecta" de instituciones, entidades y
ciudadanos. "Cuando vamos juntos avanzamos más y mejor", "sin
pisarnos los unos a los otros", avisó Mas.
El president tiene previsto
contactar con el resto de los partidos catalanes favorables a la consulta en
las próximas horas y se da por hecho que hará una nueva "propuesta
política". La convocatoria de elecciones está sobre la mesa, otra cosa es
la gestión del calendario y de las formas. Las alicaídas bases convergentes se
vinieron arriba anoche en la sede de la calle Còrsega con la imagen de las
largas colas en los puntos de votación. La dirección de CDC considera que la
participación final legitima los pasos dados por el president y lo resitúa como
principal activo político de Catalunya. Desde la renuncia a la consulta inicial
y la ruptura del pacto de estabilidad con ERC a responsabilizarse personalmente
de cualquier actuación ante la investigación de la Fiscalía. La refundación de
CDC es un hecho por obra y gracia de su líder. Y Artur Mas confesó ayer en La
Sexta que se ve de candidato, pero de esa "lista del president".
La propuesta política que
acabe por hacer Mas buscará capitalizar el éxito de la jornada y, consciente
del tsunami de participación por anticipado, el líder de ERC no concedió ayer
ni un minuto de pausa. Oriol Junqueras presidía una mesa en Sant Vicenç dels Horts de un
proceso de participación que rechazó y lo que reivindicó ante los micrófonos de
los medios de comunicación fue la convocatoria urgente de
elecciones para obtener "un
mandato democrático" a favor de la independencia. La clave sigue siendo la
candidatura única que demanda el president, pero también, el programa común:
mientras Mas insiste en negociar una propuesta política con el Estado,
Junqueras se agarra a la declaración unilateral de
independencia y a esperar la
presión de los mercados sobre la administración española. "No podemos
perder el tiempo en negociar", insistía anoche Junqueras resituando su
proyecto político.
Mas ha hecho su propio camino
al margen de sus antiguos socios republicanos. Se abonó a reivindicar la
"audacia" y aplicó la imaginación al plantear un proceso de
participación alternativo para no desoír la suspensión de la consulta por parte
del Constitucional. Ayer la foto con protagonistas políticos no fue la del
president con Junqueras, sino el abrazo con David Fernàndez, diputado de la CUP,
a pesar de que abogue por la república catalana. La Assemblea Nacional Catalana y Òmnium, claves en el
proceso de participación, obviaron anoche la demanda de convocatoria electoral
que hace unas semanas reclamaron para dentro de tres meses.
La opinión compartida es que
ayer se pasó una página de la historia política catalana y se abre un nuevo
escenario. Por si la unidad fue un espejismo, tras el recuento nocturno, muchos
voluntarios se llevaron las urnas a casa.
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